Hace años. Después de iniciarme en primer nivel de Reiki, tuve
una serie de sueños maestros.
En uno de ellos yo flotaba en el techo de mi habitación
desde donde veía mi cuerpo durmiendo en la cama. Estaba acompañada de un ser
que me señalaba los canales de energía en el cuerpo físico. Yo veía dos
corrientes de luz, una azulada y una rosada circulando por canales por todo el
cuerpo. Del mismo tamaño y de recorrido similar que las venas, arterias y
capilares, estos pequeños canales acababan en cientos de puntos en nuestra piel,
hay quien les llama chakras o nadis, son los puntos que se usan en acupuntura y
también en reflexología.
Este ser me explicaba como estas dos corrientes, una de
entrada de energía al cuerpo y otra de salida, se van alternando. Cada cierto
tiempo el potencial energético cambiaba y los canales invertían su recorrido. Del
mismo modo, el caudal de energía varía cuando nos acercamos o alejamos a otros
seres vivos, es como si nuestras redes de energía se sincronizaran con el otro,
acelerando su transcurso o relentizándolo y también variando su caudal,
recibiendo energía o vaciándola.
La cantidad de energía que circula por nuestro cuerpo la
llamamos fuerza vital.
De esta fuerza vital depende nuestro estado de bienestar y
salud.
Mas adelante fui comprendiendo y sintiendo cómo
efectivamente había horas en las que se favorecía la relajación y el descanso
de mi cuerpo y horas en las que se favorecía la actividad, como una recarga
energética. Y cómo esto está relacionado con las horas de descanso de cada
órgano.
También comprobé cómo efectivamente hay personas que te
“cargan” las pilas, que te positivizan, y cómo con otras parece como si te
vaciaras, te cansaras o te negativizaras.
Esto es muy fácil comprenderlo si tenemos la imagen de los
átomos y el intercambio de electrones.
En mi trabajo canalizando Reiki a través de los siete chakras
principales fui observando cómo ellos son el portal a través del cual circula
la energía desde el cuerpo físico a los cuerpos sutiles (de momento hablaré del
mental, emocional y espiritual) y viceversa. Son como las compuertas que mantienen a todos nuestros cuerpos comunicados
y al mismo tiempo confieren estructura a las distintas capas del aura.
De este modo desde nuestros cuerpos sutiles podemos aumentar
la cantidad y calidad de fuerza vital que recorre nuestro cuerpo físico y también debilitarla. Quizá a través de esta
imagen comprendamos mejor como cada pensamiento es energía que circula por cada
célula de nuestro cuerpo y, teniendo esto en cuenta, a uno le dan ganas de
poner mas atención en lo que piensa. Lo mismo ocurre con cada una de nuestras
emociones.
Yo tenía un profesor que decía: habéis visto a algún enamorado
con gripe? No lo hay!!
Desde nuestro cuerpo espiritual tenemos mas fácil conexión
con la energía mas pura… yo le llamo energía de la fuente, partículas de éter
de alta vibración, que nos traen información de nuestro estado original y que automáticamente
cambian la polaridad de nuestras células. Esto es lo que ocurre por ejemplo
cuando recibimos un tratamiento de Reiki, pero no es el único modo. Para
acceder a ella tenemos que cultivar este cuerpo sea cual sea el camino que
elijamos para enriquecer nuestro espíritu. Hay personas que nacen con su
cualidad en el cuerpo espiritual, estas personas están profundamente conectadas
con la fuente, tienen el don de una profunda e inquebrantable fe que les
mantiene unidos con el corazón de la vida y vivan lo que vivan siempre se
sienten sostenidos. La energía sagitario es un buen ejemplo de esto.
Desde nuestro cuerpo mental tenemos la posibilidad de
alcanzar estados altos de conciencia y paz interior, estados que aumentan automáticamente
la cantidad y calidad de energía que circula por nuestro cuerpo. Atrayendo a
cada una de nuestras células a esa vibración. Hay personas que nacen con su
cualidad en el plano mental. Gozan de una gran capacidad de comprensión y
comunicación así como de observación y orden en sus propios pensamientos. Pero cuando
no están manifestando su potencial también pueden anclarse en estructuras
mentales demasiado rígidas que les dificulte mover sus puntos de vista.
En cualquier caso y como ya hablaremos mas adelante, estas
personas deben tomar cierta responsabilidad con sus dones, y realizar
actividades que eleven su conciencia, y por supuesto ejercitar la meditación, ya
que al manifestarlos no solo equilibran sus cuerpos mentales sino que ayudan a
equilibrar la trama mental que como grupo o sociedad nos afecta a todos.
Las personas que tienen su cualidad en el cuerpo emocional
tienen una gran empatía tal que pueden sentirse formando parte de todos los
seres que la rodean, sean humanos, animales, vegetales. Estas personas se
fusionan con las emociones y sensaciones de todo lo que está vivo y las nutre
un profundo sentimiento de unidad con la vida. Su propósito es desarrollar una
gran compasión y amor incondicional, ya que de otro modo también son
arrastradas con facilidad a las capas inferiores y mas densas de este plano y
tendrán la costumbre de apegarse a las emociones mas pesadas, pero cuando
vibran con el amor que les despierta todo lo que está vivo, esa emoción se
convierte en una fuerza vital inmensa capaz de hacer sentir bien inmediatamente
a quien se encuentra a su lado sin afectar su propia calidad energética.
Por otro lado, la cualidad del cuerpo físico es la de
habitar el presente. Sin esta ninguna otra cualidad tiene sentido ni repercusión
en este plano, ya que sin estar anclados al espacio/tiempo que transitamos no podremos
manifestar en planos físicos esas cualidades. Este es un don que podemos
observar con gran facilidad en los niños, en los que el desarrollo de sus
habilidades motoras ocupa prácticamente toda
su atención.
Este es el primer trabajo que yo desarrollo en las terapias,
reaprender a bajar la atención al cuerpo, volver a habitar el presente, y a
partir de ahí, caminamos para desarrollar nuestro don o cualidad innata y ponerla
al servicio de los demás, no podemos olvidar que tenemos un contrato con esta “Tierra”
con esta dimensión de la materia.
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