miércoles, 25 de febrero de 2015

Sobre el movimiento de la energía en nuestro cuerpo


Hace años. Después de iniciarme en primer nivel de Reiki, tuve una serie de sueños maestros.

En uno de ellos yo flotaba en el techo de mi habitación desde donde veía mi cuerpo durmiendo en la cama. Estaba acompañada de un ser que me señalaba los canales de energía en el cuerpo físico. Yo veía dos corrientes de luz, una azulada y una rosada circulando por canales por todo el cuerpo. Del mismo tamaño y de recorrido similar que las venas, arterias y capilares, estos pequeños canales acababan en cientos de puntos en nuestra piel, hay quien les llama chakras o nadis, son los puntos que se usan en acupuntura y también en reflexología.

Este ser me explicaba como estas dos corrientes, una de entrada de energía al cuerpo y otra de salida, se van alternando. Cada cierto tiempo el potencial energético cambiaba y los canales invertían su recorrido. Del mismo modo, el caudal de energía varía cuando nos acercamos o alejamos a otros seres vivos, es como si nuestras redes de energía se sincronizaran con el otro, acelerando su transcurso o relentizándolo y también variando su caudal, recibiendo energía o vaciándola.

La cantidad de energía que circula por nuestro cuerpo la llamamos fuerza vital.
De esta fuerza vital depende nuestro estado de bienestar y salud.

Mas adelante fui comprendiendo y sintiendo cómo efectivamente había horas en las que se favorecía la relajación y el descanso de mi cuerpo y horas en las que se favorecía la actividad, como una recarga energética. Y cómo esto está relacionado con las horas de descanso de cada órgano.

También comprobé cómo efectivamente hay personas que te “cargan” las pilas, que te positivizan, y cómo con otras parece como si te vaciaras, te cansaras o te negativizaras.
Esto es muy fácil comprenderlo si tenemos la imagen de los átomos  y el intercambio de electrones.

En mi trabajo canalizando Reiki a través de los siete chakras principales fui observando cómo ellos son el portal a través del cual circula la energía desde el cuerpo físico a los cuerpos sutiles (de momento hablaré del mental, emocional y espiritual) y viceversa. Son como las compuertas que  mantienen a todos nuestros cuerpos comunicados y al mismo tiempo confieren estructura a las distintas capas del aura.

De este modo desde nuestros cuerpos sutiles podemos aumentar la cantidad y calidad de fuerza vital que recorre nuestro cuerpo físico  y también debilitarla. Quizá a través de esta imagen comprendamos mejor como cada pensamiento es energía que circula por cada célula de nuestro cuerpo y, teniendo esto en cuenta, a uno le dan ganas de poner mas atención en lo que piensa. Lo mismo ocurre con cada una de nuestras emociones.

Yo tenía un profesor que decía: habéis visto a algún enamorado con gripe? No lo hay!!
 
Desde nuestro cuerpo espiritual tenemos mas fácil conexión con la energía mas pura… yo le llamo energía de la fuente, partículas de éter de alta vibración, que nos traen información de nuestro estado original y que automáticamente cambian la polaridad de nuestras células. Esto es lo que ocurre por ejemplo cuando recibimos un tratamiento de Reiki, pero no es el único modo. Para acceder a ella tenemos que cultivar este cuerpo sea cual sea el camino que elijamos para enriquecer nuestro espíritu. Hay personas que nacen con su cualidad en el cuerpo espiritual, estas personas están profundamente conectadas con la fuente, tienen el don de una profunda e inquebrantable fe que les mantiene unidos con el corazón de la vida y vivan lo que vivan siempre se sienten sostenidos. La energía sagitario es un buen ejemplo de esto.

Desde nuestro cuerpo mental tenemos la posibilidad de alcanzar estados altos de conciencia y paz interior, estados que aumentan automáticamente la cantidad y calidad de energía que circula por nuestro cuerpo. Atrayendo a cada una de nuestras células a esa vibración. Hay personas que nacen con su cualidad en el plano mental. Gozan de una gran capacidad de comprensión y comunicación así como de observación y orden en sus propios pensamientos. Pero cuando no están manifestando su potencial también pueden anclarse en estructuras mentales demasiado rígidas que les dificulte mover sus puntos de vista.
En cualquier caso y como ya hablaremos mas adelante, estas personas deben tomar cierta responsabilidad con sus dones, y realizar actividades que eleven su conciencia, y por supuesto ejercitar la meditación, ya que al manifestarlos no solo equilibran sus cuerpos mentales sino que ayudan a equilibrar la trama mental que como grupo o sociedad nos afecta a todos.


Las personas que tienen su cualidad en el cuerpo emocional tienen una gran empatía tal que pueden sentirse formando parte de todos los seres que la rodean, sean humanos, animales, vegetales. Estas personas se fusionan con las emociones y sensaciones de todo lo que está vivo y las nutre un profundo sentimiento de unidad con la vida. Su propósito es desarrollar una gran compasión y amor incondicional, ya que de otro modo también son arrastradas con facilidad a las capas inferiores y mas densas de este plano y tendrán la costumbre de apegarse a las emociones mas pesadas, pero cuando vibran con el amor que les despierta todo lo que está vivo, esa emoción se convierte en una fuerza vital inmensa capaz de hacer sentir bien inmediatamente a quien se encuentra a su lado sin afectar su propia calidad energética.

Por otro lado, la cualidad del cuerpo físico es la de habitar el presente. Sin esta ninguna otra cualidad tiene sentido ni repercusión en este plano, ya que sin estar anclados al espacio/tiempo que transitamos no podremos manifestar en planos físicos esas cualidades. Este es un don que podemos observar con gran facilidad en los niños, en los que el desarrollo de sus habilidades motoras  ocupa prácticamente toda su atención.
Este es el primer trabajo que yo desarrollo en las terapias, reaprender a bajar la atención al cuerpo, volver a habitar el presente, y a partir de ahí, caminamos para desarrollar nuestro don o cualidad innata y ponerla al servicio de los demás, no podemos olvidar que tenemos un contrato con esta “Tierra” con esta dimensión de la materia.

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