Yo te veo desde arriba.
Avanzas con humilde cautela e imbatible pureza.
Firme en cada uno de tus pasos, incluso aquellos que das sutil como el rocío.
Y aún así, a pesar de resultar por veces imperceptible, dejas una honda impresión en aquello que tocas.
Y es que hay silencio en tus manos.
Años de luz en tu mirada.
Y así caminas en esta trama.
Y así atraviesas cada trampa.
Hoy te viste una determinación que guía tus pasos.
Un saber que ya no vas a mirar atrás.
No serás roca nunca más.
No vas a dejar de avanzar.
Hoy borras en ti el lamento y recuperas energía.
Hoy no buscas complacencia ni consuelo.
Tu corazón es blando, entregado, abierto...
Y es que en tu corazón,
también se respira el silencio
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