Se da una llamada desde el punto de cociencia en el sol central. Todos acudimos y nos hemos ido moviendo, en mayor o menor medida a planos de vibración superior.
Esto es en realidad un movimiento del punto de nuestras conciencias que establece ahora su posición en nuestros cuerpos más sutiles. De aquí se desprende que este movimiento será influenciado en gran medida por las estructuras energéticas de estos.
Cuando nuestra conciencia y nuestra percepción se ajusta en planos de más alta vibración, observamos cómo la realidad frente a nuestros ojos cambia cada vez más deprisa y esto nos permite afirmar la impermanencia de cada situación que vivimos. El descanso y la paz interior vienen a través de una invitación oculta para habitar lo único que existe en realidad, el espacio entre una imagen y la siguiente.
En este punto. Con todo nuestro espacio psíquico concentrado, se abren las puertas de nuestro poder. La imagen que habitas si la observas atentamente se despliega en millones de partículas... Como píxels... Y a través de ella percibes lo que en realidad hay detrás. Tan solo un espacio de vacío... Guardando inerte todo su potencial. Podrías alargar tu mano, tocarla, modificarla por completo. Esta imagen que habitas está hecha de ti. Es una pantalla en la que te proyectas y que al mismo tiempo jala toda tu atención.
Ocúpate de estar atento, despierto, concentrado.
Elimina todo lo que traiga distracción a tu vida.
Observa con atención cada cosa que haces. Cada imagen que tienes delante de ti, sea cual sea, libre de juicios.
Trae toda tu sustancia mental a este preciso lugar. Deja de crear nuevas proyecciones. Escucha cada micropartícula que te roza al pasar. Rompe las barreras del espacio que enmarcan tú realidad
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