Sujétate. No te dejes caer. Todos los momentos son buenos para mantener la conciencia.
Sólo sujétate y suelta el agravio. Al fin y al cabo la ofensa sólo es ofensa si la recoges. También la puedes dejar estar en el lugar del que procede, también puedes observar ese mar de distorsiones y permanecer respirando hasta estar fuera de su influencia.
Sólo sujétate y suelta el agravio. Al fin y al cabo la ofensa sólo es ofensa si la recoges. También la puedes dejar estar en el lugar del que procede, también puedes observar ese mar de distorsiones y permanecer respirando hasta estar fuera de su influencia.
Ahora mira lo que pasa en ti cuando una ofensa llega. Haces tus cuerpos energéticos vulnerables. Dejas que te rasgue y la permites tocar de lleno esa herida que guardas. A! Y que tal entonces si la usaras de aliada?
Hoy se te presentan dos opciones a las que puedes acceder y poner en práctica:
Puedes acceder al espacio de vacío que te rodea, habitar ese espacio neutro que por su propia naturaleza diluye la polaridad y por tanto la distorsión.
También puedes vivir la reacción a la ofensa observando tu herida, para después silenciar el ruido de tus pensamientos y usar tu manto de conciencia para reordenar tus cuerpos. No olvides que estas dejando que el caos se adueñe de ellos.
Nadie puede controlar un fuego cuando se ha extendido, pero todos podemos con un solo gesto apagar una chispa.
De cualquier modo... Nada arde en el vacío...
Que descubras tu capacidad y tu derecho de habitar en el silencio. En el espacio neutro.
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